31 de enero
San Juan Bosco
Presbítero (1815-1888)
Bosco" align="left" border="0" height="255" hspace="4" vspace="1" width="249">Era natural de la aldea de los Becchi, a 25 kilómetros de Turín. En esta historia no puede faltar la figura de la madre, Margarita, mujer incomparable, que educó a sus hijos en la pobreza y fortaleza del más alto nivel.
Cuando era jovencito, Juan iba con su madre al mercado a vender los productos del campo. Era un mozarrón despierto y vigoroso que aún no sabía leer.
En esto, se le ocurre ser sacerdote. Y para iniciar sus experiencias, atrae los domingos a la gente junto a su casa, en un predio donde crecían dos perales. Allí hace de saltimbanqui y prestidigitador. Así entretiene santamente a todos los convecinos.
Empieza a estudiar en una escuela pública, a 5 kilómetros de su pueblo. Luego entra a estudiar en el liceo de Chieri. Para pagar sus estudios trabaja en toda clase de oficios. Por fin, a sus 26 años celebra la primera misa en Turín. Lo primero que hace es recoger chiquillos de la calle. Le siguen como si fuera un titiritero. Para eso funda los Oratorios de San Francisco de Sales. Más tarde, para atender a esa gente pequeña, funda la Congregación de los Padres Salecianos, que se extiende pronto por toda Italia, Francia y España. Es el educador de los tiempos modernos; se hace periodista, predica, confiesa, escribe y propaga la devoción a María Auxiliadora, publica libros de ciencia y religión. Es el auténtico tipo de audaz soldado de Cristo.
En la Italia del siglo pasado, uno de los divertimentos más esperados de los pobres era los que traían los titiriteros.
Bosco" align="right" border="2" height="300" width="149">Hubo cierta "troupe" que, a sabiendas, representaba sus obras a la hora de la misa y, claro, las gentes, en especial los niños, se "salteaban" la misa.
Pero había un niño, Juan Bosco, que se decidió a hacer algo para que los niños volvieran a la misa.
Se las arregló para aprender trucos de prestidigitación, malabarismos y otras habilidades por el estilo. Para eso, observó mucho, entrenó más y se ejercitó con los amigos.
Más tarde llegó a desafiar a los titiriteros y malabaristas, les ganó las apuestas y se tuvieron que ir de allí humillados.
Juan se hizo dueño del domingo, de los compañeros y amigos. Comenzó de niño los domingos y acabó moviendo masas de jóvenes, organizando su tiempo libre, montando talleres y escuelas profesionales...
Se inventó el sistema de "educar jugando y aprender gozando".
Su espíritu de saltimbanqui le daba agilidad al cuerpo y ponía alas a su vocación de educador.
Les decía a los niños: "Haremos muchos juegos y entretenimientos sin que tengan que pagar nada, pero con una condición: que vengan después todos conmigo a la iglesia".
Hay unos lindos recuerdos de mi juventud cuando mi padre me contaba que terminada la guerra civil española los salesianos quisieron fundar un colegio de formación profesional en Puertollano, a papá se le abrieron los ojos como platos, al ver que aquello podría ser muy importante para la ciudad, los salesianos intentaban convencerle de la importancia del mismo, y a medida que ellos le contaban el proyecto papá sonreía lleno de gozo, hay un problema necesitamos dinero, y hemos pensado que para financiar el proyecto sería muy interesante que nos prestarais los Porras la plaza de Toros (era propiedad de mi abuelo y sus hermanos) y hemos pensado que quizá usted podría proponérselo a su familia... Bueno vamos a tratarlo... replico el con la simpatía y bondad que le caracterizaba, el tema es que no tenemos torero... mi padre cuando lo trato con su familia quito importancia al hecho de que en ese momento no tuvieran un torero, ya que nos salesianos quedaron en buscarlo, el le dijo lo importante es que se llene la plaza, y si no lo encontrarais en todo caso uno de nosotros toreamos y ya está... la cosa quedo así, mi padre se marcho a la finca, donde solía pasar largas temporadas, y no se preocupo más del asunto.
Pasado un tiempo, un buen día se presenta el alcalde en la finca con los salesianos, le vienen a enseñar los grandes carteles que estaban puestos por todo Puertollano, con su nombre el día y la hora, papá se quedo blanco, pues aunque es verdad que el sabia torear, una cosa era eso y otra bien distinta enfrentarse el solo a una corrida de toros, pero era un hombre de palabra y sabia que por su intervención maravillosa con los hombres de la Sierra cuando le secuestraron, el podría llenar la plaza de toros, y aunque le costo mucho... fue todo un éxito.