El modelo educativo de Sarkozy, objeto de deseo para los profesores en España
A los docentes catalanes también les gustaría recibir una carta de su presidente como la que el mandatario francés ha enviado a sus colegas franceses
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, hizo pública el pasado martes, 4 de septiembre, una carta personal dirigida a todos los profesores de Francia en la que les informa de forma resumida de su proyecto para “refundar la enseñanza nacional”.
Dos días después, diferentes profesionales de la educación en España muestran sus objeciones al actual sistema educativo, denuncian la crisis que atraviesa y reconocen que ellos también agradecerían recibir una misiva de su presidente como la que Sarkozy ha enviado a sus colegas franceses.
Como preámbulo de las reformas que piensa implantar en los próximos meses, el mandatario francés dirigió su carta de 32 páginas a un total de 850.000 maestros y profesores.
Cinco grandes iniciativas
El Gobierno francés tiene previstas varias reformas de fondo de la enseñanza primaria, media y universitaria. Con el fin de razonar, explicar e intentar iniciar nuevas formas de diálogo, Sarkozy leyó el mismo martes en Blois el contenido de la misiva.
La carta está dividida en cinco grandes capítulos: las misiones de la escuela, sus valores, los oficios de maestro y profesor, los nuevos programas educativos y el puesto de la cultura general en la formación.
Según Sarkozy, la misión capital de la escuela es la formación de ciudadanos libres y responsables, liberándolos de la irresponsabilidad del relativismo moral.
El valor esencial de la escuela pública francesa debe ser, a juicio de Sarkozy, “la transmisión de los valores de la identidad nacional”. “Nuestros hijos no serán jamás ciudadanos del mundo si no somos capaces de hacerlos antes ciudadanos franceses y europeos”, subrayó.
Además, en la filosofía que quiere implantar declara: “No se educa a un niño dejándole creer que todo está permitido, que tiene todos los derechos y ningún deber. Es preciso enseñarle una jerarquía de valores”.
En torno a los oficios del maestro y profesor, Sarkozy manifestó que lo esencial, a su modo de ver, es devolver a unos y otros la confianza y el respeto: más seguridad dentro y fuera de los colegios; más respeto de alumnos y profesores; más trabajo y mejor remuneración, con nuevos organigramas, horarios y métodos de trabajo. Partidario del aprendizaje “de memoria”, Sarkozy valora la “autoexigencia” de alumnos y profesores.
La cultura general, concluye el presidente, debe estar en el corazón del nuevo proyecto educativo nacional: menos especialización prematura, y más sólida formación cultural básica. Más lengua, literatura y arte, para quienes vayan a seguir estudios técnicos y científicos. Y más ciencia y tecnología para quienes proyecten seguir estudios literarios o artísticos. “Nuestros estudiantes necesitan al mismo tiempo más humanismo y más ciencia”.
El contraste, España
El contraste a la iniciativa del presidente francés se puede encontrar en España, donde a pesar de los fracasos del sistema educativo español, sus dirigentes no parecen tener en cuenta las protestas de una buena parte de la comunidad educativa.
Varios profesionales de la educación, muchos de ellos catalanes, han manifestado públicamente que también les gustaría que su presidente contara con ellos para una más que necesaria reforma del sistema educativo.
Consideran que la educación está en crisis tanto en Francia como en España, al igual que lo está en la mayoría de países europeos. Pero, “la diferencia es que en Francia tienen muy claro que el sistema educativo es algo vital para el país y todo lo que pasa en el ámbito de la educación tiene una trascendencia nacional; eso en España no ha sucedido nunca”, señala David Medina, profesor de filosofía y portavoz de Fete-UGT.
El presidente francés “ha sabido detectar dónde está el problema, y eso ya es positivo”, añade el catedrático y experto en políticas educativas Joaquim Prats, quien tilda de “audaz” al presidente de la vecina república. “Revaloriza el concepto del esfuerzo desde un punto de vista constructivo”, agrega.
“Buenas palabras, pero con propuestas”
Enriqueta Díaz, profesora de historia del arte de bachillerato, señala que, en caso de recibir una misiva de esas características del presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, “celebraría que se acuerde de la educación”.
Sin embargo, “esperaría un programa de reformas con su partida presupuestaria correspondiente y el compromiso de que el responsable de educación pedirá nuestra opinión. Si las buenas palabras no se acompañan de propuestas no me las creo”, concreta.
Por otra parte, Felipe de Vicente, profesor de secundaria y presidente de la Associació de Catedràtics d'Ensenyaments Secundaris, dice que la hipotética carta de Montilla no le gustaría. “Si la firmara alguien realmente preocupado por mejorar la calidad de la educación le daría valor, pero si la firma el que la ha hundido, como hizo el PSOE con la Logse o el actual Govern con los planes de mejora de secundaria, no tan sólo no me la creería, sino que me sentaría mal”.
Y Xavier Massó, del sindicato de secundaria Aspepc-SPS, valoraría que la carta “fuera realista, realizara un análisis de la situación objetivo e hiciera una propuesta de cambio factible”. “Pero si ha de ser del estilo de las que manda Educació, que habla de una realidad educativa virtual, no nos haría ninguna gracia”, concluye.
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