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| La segunda lectura, san Pablo cita unas palabras del mismo Juan. Al ver que la gente creía que él era el Mesías, el Salvador, les dice: «Yo no soy quien piensan; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias». Ese sí será el Salvador. La gente del pueblo donde había nacido se había preguntado quién seria aquel niño. Ahora él mismo da la respuesta. Fíjense lo que dice: “Yo no soy el que ustedes piensan. Más de una vez hemos oído esta respuesta pero dicha en sentido contrario, cargada de prepotencia: No ven quien soy? No saben con quién están hablando?
San Juan pronuncia esta frase aclarando que él no es el importante. Él solo es un precursor. Uno que prepara el camino para otro. Uno que llega antes que el otro.
¿Se han fijado que las misiones mas entrañables de la vida son misiones de precursor?
* Los padres: lo son no para ustedes, sino para sus hijos. * Los maestros, no son maestros para ellos sino para los alumnos. * Los sacerdotes, no lo somos para nosotros mismos, sino para los feligreses, para la juventud, para los niños, para los enfermos. |
 | * Los mismos políticos, los alcaldes, los concejales, los diputados...no son elegidos para ellos, sino para el bien del pueblo.
Cuando queremos pasar nuestra vida de precursores a protagonistas nuestra misión suele convertirse en fracaso. Entonces equivocamos nuestra misión.
Estemos satisfechos siendo precursores, preparando el camino para los demás. Ser camino es algo sacrificado, pero también es gratificante. El camino se utiliza y se abandona, pero es imprescindible para que la gente pueda avanzar.
Hay una frase en labios de Juan que nos enseña esta misión. Al referirse a Jesus, dijo en una ocasión: Él tiene que crecer y yo tengo que disminuir. Trágicamente, así se cumplió: A Juan lo decapitaron, lo disminuyeron. Jesus fue elevado en la cruz, esto es, creció.
Todos los que aquí estamos hemos recibido la misión de precursores: vamos preparando un camino para los demás. Como san Juan, querido por el pueblo que descubre en él a un hombre recto, el hombre que nada busca para si mismo sino que se entrega del todo a los demás. Su fiesta nos ha de animar a ser precursores en el camino de nuestras vidas. | Frederic Ráfols | | |
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| Lectura del libro de Isaías 49,1-6 Escúchenme, habitantes de las islas; presten atención, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el seno materno; desde las entrañas maternas, pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha puntiaguda, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, Israel en quien me gloriaré». Y ahora habla el Señor, que desde vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel -tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza—: «No basta que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el último extremo de la tierra».
Palabra de Dios.
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| Sal 138,1-3.13-14.15 Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.
Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente. Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras; conocías hasta el fondo de mi alma. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente. No desconocías mis huesos, cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.
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| Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13,22-26 Hermanos: En aquellos días, dijo Pablo: -«Dios nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: "encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, el cual hará siempre mi voluntad" según lo prometido, Dios hizo surgir de la descendencia de David un salvador para Israel, que es Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para terminar su vida, decía: "Yo no soy el que ustedes piensan; detrás de mí viene uno a quien no soy digno de desatarle las sandalias". Hermanos, descendientes de Abraham y todos los que temen a Dios: A ustedes se les ha enviado este mensaje de salvación».
Palabra de Dios. | | |
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| + Lectura del santo evangelio según san Lucas 1,57-66.80
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: -«¡No! Se va a llamar Juan». Le replicaron: -«¡Ninguno de tus parientes se llama así». Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente Zacarías recupero el habla, y empezó a bendecir a Dios. Los vecinos quedaron impresionados, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: -«¿Qué va a ser este niño?». Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.
Palabra del Señor. | | |
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| Lunes: Gn 12, 1-9; Sal 32; Mt 7, 1-5 | Jueves: Gn 16, 1-12.15-16; Sal 105; Mt 7, 21-29 | Martes: Gn 13, 2.5-18; Sal 14; Mt 7,6.12-14 | Viernes: 2Gn 18, 1-15; Sal: Lc 1, 46-50.53-55; Mt 8, 5-17 | Miércoles: Gn 15, 1-12.17-18; Sal 104; Mt 7, 15-20 | Sábado: 21R 19, 16b. 19-21; Sal 15; Ga 5, 11.13-18; Lc 9, 51-62 | | |
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