lunes, 18 de junio de 2007

EL ESPIRITU DE APARECIDA.-BALTAZAR PORRAS CARDOZO

EL ESP�RITU DE APARECIDA/Mons. Baltazar Porras Cardozo
13 de junio 2007

La crónica menor

La 5ta Conferencia del episcopado latinoamericano terminó el 31 de mayo. Tras veinte días de oración, discusión y propuestas surgió un documento a la espera de la aprobación del Papa. Más allá de la letra, lo que queda es algo más profundo, el espíritu de Aparecida.

Fue una experiencia original. El lugar: un pueblo al que sólo se va como peregrino. Es un "monasterio moderno", en el que todo gira alrededor del santuario. Las tiendas, las cafeterías, las diversiones, los juegos para niños y adultos, los paseos, los grupos que se forman en las calles y plazas, las caminatas familiares o de amigos, no distraen de lo esencial. Más bien invitan a la convivencia serena, a la paz compartida. Aparecida es un oasis que contrasta con el tráfago de las grandes urbes.

No distó mucho el ambiente interno de los asambleístas. Instalados en modestos hoteles, sin lujos pero con las (in)comodidades normales de las mayorías. Los espacios invitaban al cultivo de la amistad fraterna y el buen humor. Los amplios sótanos de la basílica primorosamente adecuados para el trabajo de las plenarias y de las comisiones contaban con los últimos adelantos de la tecnología. Todo quedará para beneficio de las iniciativas de promoción y servicio que cultivan los padres redentoristas encargados del santuario.

Con libertad y distensión, en medio de los diversos puntos de vista de los participantes, se fue tejiendo la metodología, los puntos importantes y el objetivo primordial: reflexionar desde la condición de discípulos y misioneros sobre el hoy y el mañana del continente y de la Iglesia en ella inserta. El convencimiento común de estar transitando un momento crucial, en el que se juega la vida y el futuro de nuestros pueblos, nos llevó a ver con ojos de creyente, las esperanzas y dolores que se asoman en el horizonte. El proceso de cambios es tan vertiginoso que se corre el riesgo de que se convierta en huracán que destruya lo bueno e instaure mayor iniquidad y pobreza.

Con realismo y humildad se señalaron las debilidades de la Iglesia en su papel de fermento de vida y trascendencia. A la vez se vieron los muchos esfuerzos y logros. El momento exige conversión personal y de estructuras para seguir siendo fermento. La misión continental será la expresión de un trabajo tesonero en la senda de la identidad y testimonio del creyente de hoy.

Para los venezolanos el espíritu de Aparecida es un reto que junto con el Concilio Plenario marcará el rumbo de nuestra Iglesia en los tiempos por venir. ¡Bendito sea!

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En mi pueblo Almodóvar del Campo, nacieron dos grandes santos, San Juan de Avila y San Juan Bautista (Reformador de los Trinitarios) y allí se celebraron los tres primeros capitulos de la reforma Teresiano-Sanjuanista, son mis cuatro pilares donde me apoyo para evangelizar. Por otra parte, Mi padre me hizo prometer que siempre miraría por Puertollano y continuaría con su trabajo...