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Las vidas de los mártires y santos son espacios en los que se miran los cristianos", afirma monseñor Ramón del Hoyo, obispo de Jaén
Santa Misa de Acción de Gracias en la Santa Iglesia Catedral de Jaén, el día 10 de noviembre próximo a las 7,30 horas de la tarde, para dar gracias a Dios por los nuevos beatos
Jaén, 27 de Octubre de 2007
Muy queridos fieles diocesanos:
En la ciudad de Roma serán beatificados 498 mártires de la persecución religiosa del siglo XX en España, hecho bien significativo por el número de los mismos, por lo variado de sus biografías y lugares de procedencia y también por la diversidad del estado o condición eclesial de cada uno: 2 obispos, 24 sacerdotes diocesanos, 461 miembros pertenecientes a 18 órdenes, congregaciones o institutos religiosos, 1 diácono, 1 sub-diácono, 1 seminarista y 7 seglares.
Todos ellos, hermanos nuestros en la fe, a los que “la Iglesia reconoce ahora solemnemente que murieron como mártires, como testigos heroicos del Evangelio” (Mensaje de los Obispos con motivo de la Beatificación) nos están hablando de fidelidad y amor hasta la muerte: “nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos” (Juan 15,13). Estos mártires nos están llamando al testimonio en medio del mundo y nos indican el camino del cielo, donde ellos interceden por nosotros. Estos mártires, tan cercanos en lugar y tiempo, nos invitan a la santidad: conocimiento, amor y seguimiento del Señor Jesús.
Es motivo de inmensa alegría y gozo poder entonar un cántico de alabanza a través de las voces de quienes siguieron al Cordero, purificadas ya por su Sangre, y a la que han unido la suya propia.
I.- MÁRTIRES VINCULADOS A LA DIÓCESIS DE JAÉN
Pero, mirando a nuestra Iglesia Diocesana, todo lo dicho se hace concreto y toma nombre propio: once de los nuevos mártires tienen una relación expresa
II. PATRIMONIO ESPIRITUAL DE NUESTRA IGLESIA DIOCESANA.
Son las ciudades de Alcalá la Real, Andújar, Martos, Villanueva del Arzobispo y Jaén, las que verán con mayor cercanía esta beatificación, y es la orden Trinitaria la que ha promovido la peregrinación a Roma y a la que se ha adherido nuestra Diócesis.
Estos once nuevos beatos aportan una rica savia al patrimonio espiritual de esta Iglesia particular de Jaén, como frutos de santidad atesorados por estos cristianos que supieron acoger el amor de Dios y permanecer fieles al Señor hasta su muerte.
Se suman a la lista de mártires de esta Iglesia: San Eufrasio, San Amador, San Bonoso y Maximiano, Santa Catalina de Alejandría, San Pedro Pascual, San Pedro Poveda, la virgen Santa Potenciana y, próximo ya su reconocimiento, de Josefa Segovia, Manuel Lozano “Lolo” y Manuel Basulto, Obispo de Jaén, y otros compañeros. Como rezamos en uno de los prefacios de la liturgia eucarística, “mediante el testimonio admirable de tus santos fecundas sin cesar a tu Iglesia con vitalidad siempre nueva, dándonos así pruebas evidentes de tu amor. Ellos nos estimulan con su ejemplo en el camino de la vida y nos ayudan con su intercesión.” (cf. Prefacio II de los Santos).
En la muerte de estos mártires brilla el poder de Dios y su misericordia. Es el triunfo de la gracia sobre la fragilidad humana. Es signo evidente que el amor supera siempre al odio. Triunfaron “en virtud de la sangre del Cordero... y no amaron tanto su vida que temieran la muerte” (Ap 12, 11).
A estos hermanos nuestros podemos tributarles culto público después de su beatificación y así continúan en aumento las celebraciones litúrgicas propias de esta Iglesia diocesana. También podemos encomendarnos a estos nuevos intercesores ante el Señor.
III. NOS INVITAN A SU SEGUIMIENTO
Estos once mártires, hasta los 498, están manifestando de forma muy autorizada que el amor de Dios exige respetar los mandamientos, seguir el camino del Evangelio con plena coherencia y con todas sus consecuencias, incluso cuando está en riesgo la propia vida. Nuestra fe y fidelidad al Señor exigen rectitud moral. Y el testimonio de estos hermanos mártires no se aviene con relativismos ni sufrimientos morales.
Podemos leer en la Constitución Dogmática “Lumen Gentium” del Vaticano II que el martirio “por el que el discípulo llega a hacerse semejante al Maestro, que aceptó libremente la muerte por la salvación del mundo, asemejándose a Él en el derramamiento de su sangre, es considerado por la Iglesia como un supremo don y la prueba mayor de la caridad” (n. 42).
Ante esta ola de secularización creciente, de agnosticismo y laicismo, ante la pérdida de valores morales en nuestras mismas comunidades de cristianos y en la sociedad en que nos ha tocado vivir, el camino más eficaz para afrontar estos designios es la santidad, a la que nos invitan los nuevos mártires. Sólo el amor puede removernos y salvarnos. Este es el desafío y la tarea que ellos ponen en nuestras manos.
IV. SON MUCHOS MÁS LOS MÁRTIRES Y SANTOS DE ESTA TIERRA.
Las vidas de los mártires y santos son siempre espacios en los que se miran los cristianos de todas las épocas. Quienes, sin embargo, han vivido su fe y encarnado el Evangelio de forma heroica y radical, por su martirio o virtudes, muy cerca nuestro tiempo son, si cabe, modelos y referencias más fuertes para los cristianos de hoy. Podemos comprobar en ellos que Cristo sigue presente entre nosotros en todas las épocas y también en nuestros días.
Por eso seguimos con interés los procesos ya adelantados ante la Congregación Romana de nuestro Obispo Basulto y compañeros mártires, y de Josefa Segovia y Manuel Lozano, “Lolo”, por sus virtudes.
Sabemos bien, sin embargo, que son muchos los cristianos, entre sacerdotes, consagrados y laicos, de todas las condiciones y edades, a quienes se les privó de la vida por odio a su fe y fueron fuertes para no renunciar a ser testigos de Cristo y de su Evangelio hasta la muerte. También ellos forman ya parte de nuestro patrimonio espiritual, y no podemos permitir que desaparezcan sus nombres en el anonimato del tiempo.
Una comisión diocesana sigue con renovada ilusión estos trabajos.
V. CELEBREMOS JUNTOS ESTE ACONTECIMIENTO Y DÉMOSLO A CONOCER.
Antes de concluir estas Carta Pastoral, invito a los sacerdotes para que en las Misas del Domingo, día 28 de este mes, hagan referencia a la beatificación de estos mártires en Roma. Se les invita a que, en la Oración de los Fieles, pidan ya por su intercesión a favor de la Iglesia y sus necesidades. Pueden, asimismo, recitar la oración que aparece en el Mensaje de los Obispos con motivo de esta beatificación y que se adjunta a esta Carta.
También los catequistas, profesores de religión y demás colaboradores en la pastoral diocesana procurarán dar esta noticia y acontecimiento sirviéndose de esta Carta y otros materiales a su alcance, en Parroquias y en el propio Obispado.
Invito igualmente a sacerdotes, consagrados y fieles diocesanos a participar en la Santa Misa de Acción de Gracias que presidiré en la Santa Iglesia Catedral de Jaén, el día 10 de noviembre próximo a las 7,30 horas de la tarde, para elevar nuestra gratitud a Dios por los nuevos beatos.
Si Dios quiere, pienso estar presente en Roma en esta celebración y desde allí uniré tan importante acontecimiento eclesial, no sólo con los que se desplazarán desde Jaén, sino también con todos los fieles diocesanos.
Bajo la mirada de María, Virgen del Rosario y Reina de los Mártires, encomendémonos a los nuevos beatos para que por su intercesión crezcamos en la vida cristiana, en fidelidad y amor a nuestro Señor Jesucristo.
Con todo afecto en el Señor.
RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ OBISPO DE JAÉN
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